EL LIBRO DEL PRINICIPITO no es un libro para niños, bueno se los podemos leer y por supuesto lo van a disfrutar y entender. Sin embargo es más para hacernos relfexionar de todo el daño que como adultos les estamos haciendo a nuestra niñez.
Es muy difícil poner
en palabras lo que el principito me hizo sentir, pero aquí voy:
En la primera parte
empezaré con la descripción de los personajes, los cuales son clave para una interpretación
del principito. Considero que los principales son Werth, el narrador (Antoine) y el principito; los habitantes de cada
planeta, y los habitantes de la tierra. En la segunda parte daré una
interpretación personal de tan hermosa obra.
La dedicatoria de
Antoine para Werth no es casualidad, al momento en que Antoine estaba
escribiendo el principito en un departamento de Nueva York, Werth se encontraba
desolado y hambriento en una región de Suiza, pienso que las palabras que
Antoine le dedicó fueron una forma de apoyo ante sus circunstancias de vida, en esos momentos le
quiso transmitir que no importa lo difícil que se torne la vida, uno se debe
acordar que siempre hay esperanzas. Entonces para mi Werth es el primer
personaje del principito.
La forma en que el
autor nos fue llevando a través de su narración, me hizo pensar en que estaba
hablando de su autobiografía, e investigando acerca de la vida de Antoine de
Saint-Exupéry, me di cuenta que él logró salir avante a pesar de sus accidentes
aéreos, aunque ya no como piloto de guerra sino como piloto explorador. Me
atrevo a decir que las descripciones de los paisajes en el principito, quizás corresponden
algunos de sus viajes por el mundo.
El Principito, despertó
en mí la inocencia, la falta de malicia, la pureza y la búsqueda de respuestas
para aprender, no para juzgar a la gente; es decir el ser niño.
El desacuerdo que tuvieron
el principito y la flor, hizo que él comenzara ese viaje donde se encontró con
personajes bizarros, pero que sin duda enriquecieron el conocimiento de su mundo y el tipo de personas que
existen en el.
Fueron 7 los planetas
que visito el principito y siete los personajes que aportaron algo importante y
único.
En el primer planeta
se topo con el típico rey absolutista que no toleraba desobediencia, digno
representante del tipo de persona que cree tener todo el poder pero que cuando
se le pide alguna prueba no es capas de darla.
En el segundo planeta
estaba el vanidoso cuya existencia se basaba en esperar a que la persona que
visitara su planeta se dedicara a alagarlo y admirarlo.
En el tercer planeta
habitaba un bebedor, él represento para mi la necedad y debilidad del ser
humano; ¿no es cierto que? aun sabiendo
que algo nos hace mal, lo hacemos.
El cuarto planeta era
habitado por el hombre de negocios, representaba el típico adulto siempre
ocupado, con la nariz metida en los libros, computadora y trabajo, sin tiempo.
El que piensa que el resto del mundo por no tener las mismas prioridades que él
es perezoso. Pero su trabajo al final del día resulta un trabajo inútil y sin
sentidos. Ya que para lo que unos personas es importante, no lo es para otras.
En el quinto planeta
se encontró al que hubiera podido ser el mejor amigo del principito, un
Farolero que nunca cesaba de encender y apagar su farol, y que a pesar de que
era un trabajo exhaustivo, era tan responsable que en vez de descansar prefería
seguir haciendo su encomienda.
En el sexto planeta
había un anciano geógrafo que ha alimentado su conocimiento a través de otras
personas llamadas exploradores, pero al mismo tiempo poniendo en duda lo que
los exploradores le llegan a compartir. Después de todo ¿por qué creer si no lo
vemos? pero si no creemos, hay que comprobarlo con nuestros propios ojos, pero ¿para
que hacerlo? si siempre hay alguien más que lo haga ya que yoooo soy muuy
importante “que raros somos los adultos verdad”.
Después de haber pasado
por estos seis planetas, el geógrafo aconsejo al principito visitar el planeta
Tierra, y fue así como llegó al séptimo planeta.
La Tierra no estaba
habitada por una sola persona, sino por dos mil millones de seres humanos, los
cuales según el narrador cabrían en una isla de pacífico si se juntan todas (yo
lo creo por que espero no pensar como adulta, jaja!). El principito cayó en el desierto donde se encontró
a una serpiente la que le hizo saber que a pesar de su pequeñez puede ser muy
poderosa; la serpiente fue la encargada de
darle la bienvenida y despedida al principito de la Tierra.
El principito siguió
su camino y se encontró con una flor y unas montañas. Él, en busca de los
humanos, preguntaba dónde estaban. Poco a poco se fue dando cuenta de la inmensidad
del planeta. Y al llegar a un prado se topo con muchas flores como la que había
dejado en su planeta.
Desafortunadamente se
fue sintiendo poco especial, él, su flor, sus montañas y su planeta parecían no
ser nada extraordinario.
Fue así como conoció
al zorro, mi personaje favorito, él le enseñó que a pesar de que existen muchas
personas, los amigos son especiales gracias al tiempo que les dedicas,
intereses mutuos, convivencia y amor. El zorro le ayudo a ver más haya de lo
evidente y le dejo la más preciada de las enseñanzas “no se ve bien sino con el corazón, pues lo
esencial es invisible para nosotros”.
Después se encontró
con el guardagujas y al comerciante, el primero reconoció la capacidad de
asombro de los niños, y en el segundo la
añoranza de algo deseado junto con la terquedad de hacer algo que quizás no es
tan importante.
Estos personajes me dieron
vida, y me hicieron viajar, enojar, entristecer, alegrar y hasta llorar con ellos,
llevándome a la siguiente interpretación:
La vida que llevaba el
narrador y su queja constante de los adultos es una queja de él mismo ante la
vida que estaba llevando en ese momento. Con la frase “Me olvidaba de mi mundo y le hablaba del
suyo” demuestra que muchas veces cedió para sentir la aceptación de otra persona.
Entonces al conocer
al principito, le prestó oídos a esta necesidad de expresarse, era como su
vocecita interior “su niño interior”.
Antoine me hizo pensar
que ciertamente todos nosotros algunas vez fuimos niños, y que la mayor parte
del tiempo ni siquiera nos acordamos de que es lo que se siente. Algunos ya nos
sentimos viejos, o pensamos que no debemos de hacer cosas que nos hacían sentir
felices cuando éramos infantes; que los mejores años de nuestra vida ya se
fueron, que el comportamiento de un adulto debe de ser serio (bueno al menos es
la forma en que a veces yo misma me siento pero que una vocecita muy dentro de
mi me ruega que no debo ser así). Sin embargo, nosotros mismos como adultos transmitimos
quizás sin querer el que los niños nos vean como serios. Los educamos para que nos vean de esa forma y
lleguen a pensar, “a no nos entienden porque son grandes”, y cuando hacemos
algo como cantar en el coche con el volumen de la radio alto, se nos quedan
viendo y dicen “¿que te pasa mama? te ves rara”, quizás suena cruel, pero así
nos ven nuestros propios niños.
En otras palabras los
adultos estamos haciendo que el niño nos
vea como alguien que no se puede divertir. Y me pregunto por qué hemos llegado
hasta ahí, nos parecemos al comerciante que anhelando algo que en verdad no
suena tan inalcanzable, prefiere seguir con su rutina de vender, facilitándoles
a los demás el tiempo que el mismo anhela.
Una sorpresa
desagradable fue la que me lleve al ver los dibujos 1 y 2, ¿saben que fue lo
que vi? Un sombrero. Al seguir la lectura me di cuenta que yo soy un adulto más
que no supo ver más haya de lo que un niño suele ver. Es de esperarse entonces
que un niño se desespere con la actitud de un adulto, y consecuentemente ese
niño se convierta en un adulto con la misma ceguera que uno le enseña.
Cuantas veces sin
querer por estar ciegos desalentamos a nuestros niños. No les ha pasado que una
niña con toda la inocencia e ilusión llega y nos dice, “quiero ser bailarina” y
cual es nuestra contestación, “si muñeca pero para eso tienes que estudiar, practicar,
aah y tener cuidado con las lesiones, por que si de por si la carrera se acaba
siendo joven, si te lesionas olvídate se te acaba antes” (¿y eso que? dirían
mis alumnos) o “quiero ser astronauta” y tu respuesta es “no hijo eso no lo creo,
en México ni siquiera hay posibilidades de llegar a ser eso y ni modo que te
vayas a Estados Unidos a la NASA, primero tienes que aprender ingles”. Y así
puedo mencionar millones de ejemplos para matar los intereses de nuestros
niños. De la misma forma en que el autor narra como los adultos lo desalentaron
en la carrera de pintor.
Es impresionante cómo
la aparición del principito hizo que poco a poco el narrador fuera regresando y
sintiendo cómo era el comunicarse con alguien que lo entendiera. El cómo las preguntas
que el principito no permitía quedaran sin respuesta, le fueron recordando su
niñez.
La forma en que
Antoine de Saint-Exupéry terminó su libro diciendo: ¡Y ninguna persona en edad
adulta comprenderá jamás que estas cosas sean verdaderamente importantes! me
dice que la mayoría de los adultos ponemos atención o miramos las cosas que son
superficiales, es decir “miramos sin ver “ (Arboleda, 2007) y que obras como
“el principito” nos hace observar, soñar, poner atención, escuchar, percibir, disfrutar, sentir, saborear, oler,
reinventar, imaginar y avergonzarnos de lo que es importante para nosotros.
Hay que dejar de vivir
encerrados en nuestros mundos y salir a explorar; no juzgar por lo que se lleva
puesto, hay que aprender a establecer criterios de las ideas, sin prejuicios; aprender
a no ser superficiales desde la cuna; eliminar los baobabs en nuestras vidas, es
decir los resentimientos y odios; ser felices con toda la extensión de la
palabra, haciendo lo que deseemos no lo que los demás esperan que hagamos; aprender
a establecer lazos de amistad que aunque puede que tengan desacuerdos, a la
larga coseche más buenos momentos.
GRACIAS…..
EL SIGUIENTE VIDEO NOS HACE REFLEXIONAR ACERCA DE LAS AREAS DE OPORTUNIDAD QUE TENEMOS COMO DOCENTES...
VEANLO Y ESPERO SUS COMENTARIOS...
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